¿Se puede perder la salvación?

Esta es una cuestión que ha sido muy rebatida durante mucho tiempo y existen diferentes posiciones sobre ella. No pretendemos con esto señalar a quienes piensan distinto, pero si consideramos acoplarnos a lo que está escrito en la Palabra de Dios y defender lo que esta nos expresa fielmente.

“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?”  Hebreos 2:1-3 RV1960

En el pasaje anterior podemos observar al autor advirtiéndonos acerca del peligro de descuidar lo que como regalo Dios nos ha entregado. Podemos ver como en su contexto se nos muestra a un Dios de justicia el cual deposita en su creación una facultad que pudiéramos llamar «La capacidad de elegir o de decidir» y a su vez una responsabilidad o tarea.

En el caso de los Ángeles, Dios encomendó una tarea especifica para la cual ellos debían ser vigilantes, de esto tenemos muchos ejemplos en la Biblia. Sin embargo, cada uno de ellos tenia la capacidad de elegir entre obedecer o no. Y también podemos ver como algunos no quisieron perseverar en el llamado que se les había hecho:

«Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio.» 2 Pedro 2:4 NVI

angeles caidos
Estos ángeles en algún momento estuvieron en la perfección, sin pecado ni muerte. Sin embargo, en algún punto escogieron desobedecer este llamado, rebelarse y por ende, llegar a ser condenados por esta transgresión.

Un ejemplo similar lo vemos en Adán y Eva.

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza;..» Genesis 1:26 RV1969

Examinemos que cuando Dios crea al hombre lo crea en base a su propia imagen, un reflejo de su perfección, de su integridad y pureza, aunque era un ser creado, poseía grandes virtudes que lo asemejaban a una creación perfecta. Sin embargo esta virtud venia acompañada de la misma facultad de elegir y decidir.

Llegados a este punto. Podemos preguntar: ¿Eran salvos Adán y Eva? La respuesta es clara: Por supuesto que si.

Tanto Adán como Eva gozaban del respaldo de Dios y de todos los beneficios que implicaban estar en comunión y en obediencia. Aun así, estos tomaron la decisión equivocada y fueron expulsados del lugar de autoridad y privilegio que tenían. Sabemos por la Biblia que más adelante su arrepentimiento los llevo a gozar del perdón de Dios, pero esto no les evito tener que morir y sufrir las consecuencias del pecado cuando este entro en el mundo.

¿Por qué algunas doctrinas enseñan que la salvación no se pierde?

Existen muchas doctrinas que enseñan esto por total desconocimiento y porque en el fondo guardan una mala intención.

Otras en cambio debemos decir que son posiciones respetables y lo hacen basándose en algunas lógicas perfectamente razonables, por ejemplo:

  1. No puedo perder la salvación, debido a que esta se obtiene por gracia, no por obras; por lo cual no existe ninguna acción mía que pueda invalidarla. Efesios 2:8-9
  2.  Un hombre que haya recibido verdadera salvación será capaz de persistir hasta el fin, debido a que el Espíritu Santo en el dará fruto y testimonio de que es verdaderamente salvo. Romanos 8:33-37
  3. Los cristianos que se pierden es porque nunca recibieron verdadera salvación. 1 Juan 2:19

Cada una de estas posiciones nos lleva a analizarlas por separado para preguntarnos si realmente están ahondando en el punto central.

¿Cómo pierdo una salvación que se obtiene por gracia?

Una respuesta simple seria: De la misma manera que puedes perder un regalo que no podías comprar por tu propia cuenta. El asunto no esta en el poder que tiene aquel que te dio el regalo, sino en tu responsabilidad de cuidarlo.

A ver, déjame reformularlo. Si tu quieres el regalo, Dios siempre estará dispuesto a dártelo, aun sabiendo que no tienes forma de conseguirlo por ti mismo, pero El examinara tu corazón y comprobara que tu deseo es obtenerlo, por lo que a pesar de tu incapacidad, el hará lo posible porque tu puedas obtener ese regalo, usara los medios que tenga para hacértelo llegar, el pagará el costo, el envió y hasta el mantenimiento; pero es tu deber no descuidar ese regalo.

Aquí no estamos hablando de que yo pueda obtenerlo por mi mismo o no. Esta claro que nunca podremos salvarnos a nosotros mismos. La pregunta esencial es si yo seré capaz de perseverar en esta elección, esta es la verdadera pregunta. Es allí donde entra ese otro ingrediente esencial: la FE.

perdon de pecados

La razón por la que muchos terminan fallando es por falta de fe. La Fe es una fuerza grandiosa que permite que el poder de Dios actué en nuestras vidas y nos impulse hacia adelante revelando a nuestra alma y espíritu todo el conocimiento de Dios y su propósito en nosotros. Esta siempre fue una insistencia de Jesús en sus discípulos los cuales en muchas ocasiones perdían la esperanza y terminaban eligiendo no creer, ya sea por preferir seguir sus propios deseos engañosos, por no abandonar su estilo de vida o simplemente no confiar en el mensaje. La fe en si misma es también una elección, elijo creer o no creer.

«Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.» 1 Pedro 1:8-9 NTV

Hay quienes interpretan que la fe es un don de Dios y que solo Dios puede producir fe en nosotros. Esto es cierto en parte, porque solo por medio de la Palabra podemos ser llenos de este conocimiento y tener confianza en un Dios que vamos conociendo. Pero no podemos pensar que la fe vendrá a nuestra vida sin que tengamos nosotros una mínima disposición o intención de búsqueda. Al final, todo regalo que viene del cielo exige una participación nuestra en la que Dios toca la puerta y nosotros elegimos si abrirla o no. Esto es un principio que se manifestó incluso en la misma persona de Jesús y su mensaje vivo para quienes lo oyeron y vieron sus milagros y a pesar de ello escogieron no seguirlo.

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Pero… ¿Cómo alguien lleno del espíritu puede apartarse de Dios?

La verdad es que nadie que este lleno del Espíritu Santo puede o quiere apartarse de Dios, pues en el se manifiesta la obediencia y la sujeción al Señor. Lo que si puede existir es que una persona que ha creído y ha recibido testimonio de la Verdad decida en algún momento apartarse ya sea por ocuparse más en las cosas del mundo o por rebeldía.

«Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.» Hebreos 10:26-27 RV1960

Dios mismo desde el inicio de los tiempos nos testifica su intención de salvar a la humanidad en cada ocasión y cada lugar. Podemos ver como desde un principio nos dio mandamientos, preceptos para que lo siguiéramos en su deseo sincero de rescatarnos de la muerte hasta finalmente entregar a su propio Hijo para ganar nuestra redención. Pareciera que el hombre quisiera que Dios realizara todo en su plan de salvación, mientras se sienta perezoso a ocuparse de sus propios deseos egoístas.

 «Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.» Génesis 6:3 RV1960

Dios siempre ha llamado, y nos sigue llamando en cada momento de nuestra vida. Si el concepto de la salvación garantizada se atribuyera únicamente a la responsabilidad de Dios, donde el nos diera la capacidad de creer, de sentir como El, de pensar entonces estaríamos asumiendo que Dios ha fracasado, porque no ha podido salvar a todos a quienes se ha predicado la buena nueva a lo largo de la historia.

Apostol Pablo

La salvación no se pierde por acción, sino por decisión…

El centro del debate siempre recae en las obras, ya que estas hablan en cierta manera de quien soy y de que fruto esta dando mi corazón. Pero la verdad es que las obras no son un punto justo para dar un veredicto, porque antes de la acción, siempre tuvo que haber una decisión, y es allí donde recae el verdadero elemento de juicio.

El mismo Pablo nos ejemplifica esto mientras expresa también la misericordia de Dios:

«Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.» Romanos 7:19

Lo que Pablo quería era hacer el bien, esto nos habla del deseo de su corazón. Aunque encontraba debilidad para conseguirlo, y esta era su obra. Por ende, nuestras obras nunca serán perfectas, pero antes de que la obra sea tomada como algo vano o sin importancia, debemos examinar si nuestro deseo de seguir a Dios es sincero, porque de lo contrario estaríamos justificando cada acción pecaminosa solo por el hecho de no creer en las obras.

«Así, todas las iglesias sabrán que yo conozco los pensamientos y deseos de todos, y que a cada uno le daré el castigo que merecen sus malas acciones.» Apocalipsis 2: 22-23 TLA

¿Amas a Dios? ¿Quieres seguirlo sinceramente? ¿Has caído, pero te has levantado? Todas estas preguntas Dios las conoce y por ende conoce si eres suyo. Si tu deseo es sincero el te ayudara y te guiara a pesar de los errores que en el camino puedas cometer, pero tu siempre podrás tener la opción de escoger otro camino, porque Dios es un caballero y respeta tu decisión. Aun así, si tu decisión es seguirle, aférrate a ella con todo tu corazón, ora sin cesar, medita en su palabra y así nunca te faltaran fuerzas para seguir adelante.

Es por esta razón que la gracia esta por encima de las obras, pero esto no nos indica que estamos imposibilitados de caer, porque la forma como entro el pecado a la creación fue por la rebeldía de un ángel, en un ambiente de perfección donde un ser creado decidió rebelarse y escoger la muerte.

Dios siempre tendrá los brazos abiertos para nosotros, y esta en nosotros cuidar de esta relación para que no se apague y podamos alcanzar la victoria con su ayuda.

Dios te bendiga.

Miguel Ortiz
Miguel Ortiz

5 comentarios

  1. ¡La salvación es segura en Cristo! No se pierde por acciones, sino por decisiones personales. ¡Amén! ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! ¡Sé firme en la fe! ¡Dios es fiel!

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